¿Qué es lo primero que se viene a la mente cuando alguien nombra el concepto de nanorobots o nanobots?
Pequeños robots con forma de nave espacial o submarino navegando por nuestro cuerpo en busca de su objetivo.
Los nanorobots o nanobots hicieron su estreno en el imaginario colectivo
el año 1959, en que el físico teórico Richard Feynman predijo que un
día sería posible construir máquinas tan diminutas que estarían formadas
de sólo unos pocos miles de átomos. Posteriormente en la novela de
1987, “Engines of Creation”, Eric Drexler describe nanobots capaces de
destruir células cancerígenas, recoger radicales libres o reparar el
daño sufrido en los tejidos celulares.
El señor Drexler, escribió una novela, basándose en
algunas ideas previamente expuestas por el físico Richard Feynman. En
ella habla de un nuevo concepto en la ciencia ficción y lo que se
transformó en un objetivo real para muchos investigadores que creyeron
en su realización: los nanorobots o “Ensambladores”. Lo que trató de
explicar en su momento como pequeñas fábricas que tenían la capacidad de
construir o destruir moléculas en base a elementos circulantes en el
torrente sanguíneo, lo que originalmente llamó “Ensambladores
moleculares” como una referencia a una estructura que existe en el
interior de cada célula de todo ser vivo llamado “Ribosoma” que son los
“ensambladores” naturales y los encargados de crear proteínas complejas a
partir de aminoácidos que entran a las células.
Esta tecnología es el futuro de los materiales para uso cotidiano y específico.
Las aplicaciones son ilimitadas.
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