lunes, 22 de febrero de 2016

NOTICIA DE BIOMEDICINA: UNA IMPRESORA SALVA LA VIDA DE TRES NIÑOS


Kaiba, Garret e Ian apenas juntaban dos años entre los tres cuando una impresora les salvó la vida. Los pequeños nacieron con una rara y grave anomalía en las vías respiratorias. Para sacarlos adelante, tuvieron que abrirles la tráquea y meterles un tubo por el que podían respirar gracias a un ventilador mecánico. Sus pocos meses de vida los pasaban en una unidad de cuidados intensivos (UCI). Tres años después, los niños ya están en casa. Todo gracias a una férula impresa que creció con ellos hasta que sus diminutos bronquios fueron lo bastante fuertes como para que el implante se disolviera por si solo.

Con una impresora 3D se puede imprimir casi de todo. Con un programa de diseño por ordenador, la fabricación por capas ofrece la posibilidad de personalizar casi cualquier cosa, un aspecto que la hace muy interesante para la medicina. Ya se imprimen huesos, prótesis dentales, cartílagos... Pero, con los niños hay problema: Crecen muy deprisa. Para ellos se necesitan objetos que, una vez impresos, puedan cambiar con el tiempo y adaptarse a su crecimiento. Es la cuarta dimensión o impresión 3D.

Un grupo de expertos estadounidenses ha estado ensayando implantes con biomateriales hechos con una impresora 3D. Eligieron un poliéster que tiene la particularidad de que se degrada con el paso del tiempo hasta que el organismo lo absorbe y acaba expulsando. Los investigadores lo probaron con ratas y cerdos, pero ellos creían que la impresión 3D podría servir para mucho más. Podría salvar la vida a niños. 

A los tres les hicieron una traqueostomía en el cuello para colocarles un tubo para respirar
con ventiladores artificiales. "Aún así sufrían continuos episodios que requerían maniobras de
resucitación", añade el doctor Green que, al igual que sus compañeros de aventura, ha invertido
buena parte de su dinero en comprobar la eficacia de la impresión 3D para tratar a niños enfermos.

Con solo tres meses, a Kaiba le implantaron una férula impresa para sostener sus bronquios. Ya con tres años, no necesita respiración asistida y pronto le quitarán el tubo de su garganta.

El pequeño Kaiba  tenía un sinfín de problemas asociados a su enfermedad, desde alteración de la ratio de oxígeno inhalado y del dióxido de carbono exhalado hasta inflamación pulmonar o alteración de su metabolismo. Por lo que fuera, las paredes internas de sus bronquios colapsaban cuando espiraba, cerrando los conductos. 
Lo que hicieron los investigadores fue escanear su tráquea para tener una imagen en tres dimensiones del problema.

Enfermedades tan raras como la traqueobroncomalacia, que afecta a 1 de cada 2.500 niños, no interesan demasiado a los fabricantes. Para pequeños como Kaiba, Garret e Ian, solo la impresión 3D puede ser la solución.








































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